Hola, espero estén todos bien, sobre todo ahora que hemos llegado a mediados de año.
En mis pensamientos recientes de medianoche meditaba en cierto “estigma” que los geeks, frikis o gamers hemos tenido desde hace mucho tiempo; y quise contrastarlo con el tema del enamoramiento, sí, también tenemos un corazoncito que se llena no sólo de videojuegos…
Desde que tengo uso de razón y ya para cumplir mis 30s (¡Dios, qué viejo!), los gamers somos de las personas que, a finales de los 90 y principios del nuevo milenio, éramos vistos como los típicos cerebritos, con granos y lentes que le tememos a las mujeres y que nuestro único amigo era un monitor y un videojuego; una buena parte de culpa la tienen las películas que siempre nos han vendido de esa forma.
En mi caso, no puedo decir que he sido visto como un “bicho raro” porque use camisas de superhéroes o coleccione figuras como Funko POP; hay personas que me aceptan tal cual soy y saben que disfruto esta faceta de mi vida; incluso he llegado a conocer una comunidad con gustos a fines y otros que respetan los míos por encima de todo (y yo los de ellos, por supuesto). También me he enamorado y vaya que sí…
Pero en el plano sentimental la cosa cambia un poco: he tenido algunas parejas que me tachan de infantil pero que “respetan” mis gustos; como por ejemplo una chica con la que salí (que a pesar de que no resultó la menciono en esta columna porque le puse el apodo de “Aloy” por el personaje ficticio de la franquicia de Horizon Zero Dawn y Forbidden West, un videojuego de acción y aventura. En la otra cara de la moneda, también salí con mujeres que son fans de los comics, videojuegos, el cine o aquello que pueda parecer “raro” o “friki” ¡y qué agusto se siente créanme cuando hay afinidad! Un buen ejemplo de “la agusticidad” entre parejas gamers lo son German y Lenay Olsen, Patti Dragona y Reimon, Rubius e Irina, que desde sus canales en Youtube y redes sociales comparten mucho contenido y sustentan lo que les vengo diciendo que, los gamers nos podemos enamorar y no sólo de consolas; y que el tiempo se disfruta mucho en compañía.
Pero hablando con un poco más de seriedad, ¿qué pasa cuando se vuelve desgastante querer explicarle al otro que no sólo eres esa persona detrás de una consola, al punto que muestras una imagen que no eres en realidad? En lo personal han habido ocasiones en las que siento que el hecho de ser un gamer me resta atractivo y la pareja se encasilla en ese entorno y no ve más allá de quien soy o a lo que me dedico, profesionalmente hablando; llego al punto de cuestionarme si es que ¿me emociono mucho hablando de demás de algún juego, personaje o película, con la persona menos indicada? ¿debo cambiar de táctica y desbaratar el estigma que nos ha impuesto la sociedad? O simplemente omitir mi lado geek….
Saben, he tenido el gran honor de conocer a grandes cosplayer mujeres, que de día estudian una profesión y “de noche” (por así decirlo) usan accesorios y trajes que representan a un personaje específico. No por eso dejan de ser atractivas o menos inteligentes. Son brillantes en sus estudios pero tampoco abandonan o dejan de ser lo que quieren ser en su faceta más personal para “agradar al otro”. Hay muchos ejemplos más que pudiera citarles pero mi mensaje central es que los gamers sí nos enamoramos de aficionadas al tema o no, tenemos un corazoncito; para algunas nuestro mayor encanto radica en nuestra faceta geek, para otras es nuestro mayor defecto.
Pero ahora les consulto yo a ustedes, ¿creen que un gamer o geek debe enamorarse de alguien con sus mismos gustos y preferencias? ¿ustedes saldrían o pondrían la mirada en alguien que consume o crea contenido de estos temas? ¿Cómo llevarían una relación así?
Aclaro: NO es un programa de romances, es parte de la diversión. Los leo siempre.
¡Hasta el próximo mes!
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