Si en vez de correr, caminamos

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 En las últimas semanas aprovechando el periodo vacacional en España también me he dado a la tarea de descansar, pero más que eso a desconectar.

Y voy a decirlo: ¡ha sido una de las tareas más difíciles! estamos tan adaptados a andar por la vida corriendo con cientos de tareas encima, planes, proyectos, quehaceres y tratando de llegar a todo, que literal se nos va la vida.

El acelerado mundo en el que vivimos nos ha acostumbrado a transitar en el “modo multitarea” que lo inusual es saber cómo desconectar, y he llegado a la conclusión que lograrlo es todo un arte. Seguro muchos emprendedores e inquietos se sentirán identificados en que muchas veces el tiempo libre genera ansiedad y una sensación de pérdida de tiempo.

El descanso es necesario y no sólo dormir o reposar sino también cómo empleamos las horas de ocio, desde desconectar del mundo virtual, hasta propiciar actividades que fomenten el entretenimiento y la relajación.

Pues durante unos días decidí salir a caminar a la montaña con el único objetivo de encontrar un poco de conexión con la naturaleza y oxigenar, algo así como para reiniciar el sistema, hace mucho que no lo hacía y mientras caminaba por unos paisajes impresionantes pensaba ¿Por qué si me hace bien dejo de hacer este tipo de actividades?

Me respondía a mí misma ¿Múltiples ocupaciones? ¿Poco tiempo? Pero como bien dice mi madre: “El tiempo lo hacemos nosotros en base a nuestras prioridades” Y estar sanos a nivel mental y físico siempre debería ser nuestra prioridad.

Ahora, ¿logré el objetivo? Sí. Desconecté tanto que hasta olvidé la contraseña del ordenador y esto sí que es muy buena señal.

Pues bien, caminar tiene muchos beneficios cognitivos, ayuda a despejar la mente, te lleva en una meditación espontánea que te permite conectar con tus más profundos pensamientos y catalizar tu creatividad.

Grandes pensadores de la historia cómo Ludwing Van Beethoven, Charles Darwin e incluso Albert Einstein, encontraron en la caminata una terapia, un escape que les permitía aclarar o desenredar sus pensamientos.

Ahora, mi reflexión es que vivimos soñando con el fin de semana y las vacaciones, lo cual, no lo voy a negar nos encantan a todos, pero es posible también disfrutar de nuestro día a día sin ir tan lejos y encontrar belleza en lo cotidiano con esos momentos de desconexión y tranquilidad en los que podamos divagar nuestros pensamientos y ser libres.

Crear pequeños hábitos que nos inviten a generar esos espacios, no es una pérdida de tiempo, es lo más sabio que podemos hacer para ser más productivos, sanos y creativos.

¿Qué tal si incluimos un nuevo habito en nuestra rutina?

Mueve tus piernas, sal de casa y ¡a caminar!

 

 

Seguimos creando…

 

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