Iniciamos el año hablando sobre la disciplina. En caso que no hayas leído la columna, ¡Te la comparto aquí!
En esta ocasión, hablaré sobre mi experiencia en ambientes multiculturales.
Una de las vivencias valiosas de estudiar en el extranjero, es compartir con personas de muchas culturas, países y costumbres diferentes a las tuyas. En muchos casos, no es necesario salir al extranjero para tener este intercambio de experiencias.
En mi tiempo como estudiante en la Escuela Agrícola Panamericana – Zamorano, tuve el privilegio de estudiar con personas de 21 países de Latinoamérica. El intercambio cultural era de forma natural, cada uno experimentaba cambios de vivir lejos de casa por primera vez. Encontramos cierto tipo de empatía entre cada uno, y simplemente aprendimos a convivir con nuestros colegas en ámbitos académicos y también de vida estudiantil, puesto que, en esta universidad, todos los estudiantes viven en campus.
Al momento de iniciar mi nueva vida de estudiante en Israel, también tuve el privilegio de compartir con personas de 15 países, donde no sólo eran latinoamericanos, sino también personas provenientes de África, Asia y Europa.
Es totalmente natural sentirte fuera de lugar. Los cambios nos hacen percibir las cosas de una forma diferente. Sin embargo, los momentos así, son también la oportunidad perfecta para salir de tu zona de confort. Apreciar los cambios y darte una oportunidad de conocer algo nuevo.
¿Cómo sentirte en casa, al encontrarte fuera de casa?
Ser intencional en abrir espacios para conocer personas nuevas es indispensable. Hay que reconocer que cada persona es diferente e importante, aun cuando no necesariamente terminen siendo tus mejores amigos. ¡Puedes aprender de cada persona!
Ser curiosos y estar dispuestos a compartir sobre las mismas preguntas que haces. Si no sabes cómo iniciar, intenta hacer preguntas rompe hielo, preguntar con respeto, y saber que habrá personas que si estarán dispuestos a compartir y ser más abiertos y otras que no. Inicia por algo.
En mi caso así fue, inicié haciendo preguntas generales, entablando pláticas cortas y estar genuinamente interesada en escuchar y aprender de otras culturas. Eventualmente esas pláticas se hicieron más frecuentes, comenzamos a compartir más en horarios fuera de clases, y hasta compartir comidas de nuestros países de forma regular.
Buscar un punto de encuentro, actividades que hacen en común, ya sea salir a tomar un café, hacer un grupo de estudio, algún tipo de deporte. En mi caso, una de mis amistades me propuso salir a correr juntas.
Al finalizar mis estudios, con mucha certeza puedo decir que las amistades que establecí en este tiempo han sido duraderas. Sin importar la distancia o diferencias culturales, aprendimos a convivir, ser abiertos y respetar. A tener límites saludables.
Cuando creamos ambientes donde las personas son escuchadas, damos espacio para que la diversidad e intercambios culturales prosperen.
Te invito a seguir leyendo este blog, donde continuaré compartiendo TIPS que me ayudaron a cumplir mi sueño de estudiar en el extranjero.
Ana R. Benitez
MSc. Agri. Calidad Ambiental (Universidad Hebrea de Jerusalén, Israel).
Ing. Ambiente y Desarrollo (Zamorano, Clase 2017).
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