En el kilómetro 7 del desvío a la Guama me encontré con una joya: un café convertido en museo que combina muy bien mis dos pasatiempos favoritos.
Desde que llegás te sorprende todo: la decoración, la naturaleza que lo rodea y la atención de sus propietarios que supieron atraer muy bien a los turistas convirtiendo carros antiguos de colección en el escenario perfecto para disfrutar con amigos o familiares del buen café hondureño, que es indiscutible.
El relax es total, pero si todavía querés más, podés nadar o simplemente disfrutar de los atardeceres con las vistas maravillosas que ofrece el Club Campestre la Joya, donde el café museo te espera para atenderte desde las 10 de la mañana a las 8 de la noche, de lunes a domingo. Date una vuelta por sus redes sociales Facebook e Instagram y planeá tu próximo viaje por allá con todas las medidas de seguridad.
Aquí te comparto algunas imágenes del café:
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