Un viaje al pasado, con más de 22 aeronaves de gran envergadura guardadas celosamente desde los años 20s, es el que se recorre dentro del Museo del Aire Hondureño, un recinto único ubicado en las instalaciones de la Fuerza Aérea con sede en la zona sur de la capital, Tegucigalpa.
El Museo del Aire se fundó el 30 de agosto del año 2000, mediante Decreto Legislativo 144-2003; la Fuerza Aérea junto a representantes del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsoniano de los Estados Unidos de América, emprendieron diversas charlas y conferencias previas de la importancia de inaugurar en Honduras un recinto como éste, y dado que existía una gran colección de aeronaves (principalmente las adquiridas entre 1920 y 1930) la idea fue receptiva y puesta en marcha tiempo después.
Hoy en día, el museo recibe aproximadamente 500 visitantes mensuales entre los que se destacan estudiantes de educación básica y universitaria, particulares y extranjeros, que como parte de la aventura pueden subir a un avión C-47, transformado y utilizado en la guerra que libró Honduras contra El Salvador en 1969, por mencionar un ejemplo. Además, distintas organizaciones alquilan sus predios y prefieren reunirse en este sitio para culminar diferentes eventos.
Con la flota de aviones más grande en un espacio aéreo a nivel centroamericano, el presidente de la Junta Directiva de la Fundación del Museo del Aire Hondureño, Mario Hernan Mejía, explicó a Ruta5 que “el museo es una fundación sin fines de lucro que cuenta con apoyo de la Fuerza Aérea Hondureña, que busca rescatar parte de la historia aeronáutica del país”.
Se mantiene económicamente a base de las entradas de sus visitantes; también, gracias a las actividades recreativas que emprenden grupos de Scouts, subrayó Mejía.
Esta joya histórica del país cuenta entre su flota con el Super Mystére B, primer avión supersónico de Centroamérica y solo usado en Francia, Israel y Honduras; el NA-16 que es el único avión en el mundo de este modelo que tiene todas las piezas originales, e incluso un avión de 1935 de la empresa TACA nacida en Honduras en 1932, entre otros.
En entrevista a Eduardo Sosa, director del Museo del Aire, “el avión emblema y más importante que tenemos en exhibición es El Corsario”, este aeroplano es famoso por derribar en un solo día tres aviones enemigos, y fue pilotado por el Coronel Fernando Soto (QDDG).
La guerra contra El Salvador según cuenta Sosa “marcó parte importante de la historia de la aeronáutica a nivel mundial, siendo el último combate de pistón y hélice en el mundo”, batalla en la que se forjó la historia del Capitán Fernando Soto, el valiente compatriota quien al derribar esos tres aviones de la flota salvadoreña tenía el grado de Capitán, y llegó a ser elogiado internacionalmente hasta su muerte en el 2006.
El Museo del Aire en Honduras no solo cuenta con aviones, también se encuentran piezas históricas de incalculable valor, como el traje que uso el general Soto y uno de los cascos de los pilotos salvadoreños que perdieron la vida en esa batalla; así como fotografías de la visita del legendario piloto Charles Lindbergh, del primer avión que surcó los cielos hondureños y una muestra en miniatura de aeromodelismo.
Para este mes de agosto 2015, se espera un nuevo encendido de motor del el caza Corsario F4U-4 609; por lo que su director invita al público en general no dejar de asistir a sus instalaciones y disfrutar de un tiempo de esparcimiento entre familia y amigos.
El Museo del Aire atiende -previa cita a grupos exclusivos- de martes a viernes de 8am a 12m y los fines de semana está abierto al público en general de 10 am a 5pm. El valor de la entrada es de 50 lempiras para nacionales y extranjeros cancelan $2.50. Para niños y adultos mayores de 60 años en adelante, el costo es de 20 lempiras ($1). [Texto y Fotos By Fernando Silva].
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